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Es evidente que en los últimos meses las bodas ha dado un giro 180°, transformándose en celebraciones mucho más íntimas y familiares. Atrás han quedado las fiestas con largas listas de invitados y banquetes infinitos de las que, por qué no decirlo, tanto disfrutábamos. Sin embargo, es momento de renovarse y adaptarse a la nueva realidad. Una realidad que aun siendo limitada podrá hacer que disfrutes de tu boda cumpliendo todas las expectativas.

Las restricciones nos ofrecen una nueva posibilidad que ya era una opción cada vez más elegida por todas esa parejas que prefieren calidad antes que cantidad. Las restricciones de aforo y  las normas de higiene y seguridad han llegado para quedarse, al menos por una temporada, y saber adaptarlas a tu evento puede marcar la diferencia. Lo más importante es entender que hay que ser responsable pero esto no significa que tu boda vaya perder todo su encanto, una boda íntima también puede llegar a convertirse en el evento de la temporada. 

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El Espacio, un oasis junto a los tuyos

Disfrutar de una boda pequeña es más que posible según el entorno que elijas. Ahora estos espacios han cambiado sus prioridades y se han transformado en un escenario que se anima con música en directo y en los que cada copa servida en la mesa se disfruta como nunca antes. Charlas con la gente que más quieres, risas recordando viejos tiempos y también lágrimas por todos aquellos que ya no están. Un espacio en el que ya no hay prisas por terminar el cóctel o hacerse fotos, el único fin es disfrutar de los tuyos. Además priorizar espacios exteriores a interiores hará que tu evento gane en seguridad y que los invitados puedan disfrutar aún más.

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El banquete, una experiencia gourmet

Con una boda íntima también podemos ganar en calidad a la hora de escoger el menú. Ahora es posible elegir platos más eleborados y elevar el banquete a toda una experiencia culinaria, algo que con demasiados invitados sería impensable. 

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La decoración, más mimada que nunca

Cada espacio ha ganado protagonismo y por lo tanto es el momento de invertir en decoración. Los invitados se fijarán mucho más en cada detalle y también los disfrutarán más. Las mesas vuelven a tener todo el protagonismo que se merecen e invertir en aspectos como una buena elección de flores, cristalería o mantelería, supone un antes y un después en tu evento. 

Además, un grupo pequeño de invitados también te permite individualizar cada detalle, una oportunidad perfecta para incluir vajillas personalizadas, minutas caligrafiadas o incluso el vino preferido por tus invitados. 

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Un palacete en el centro de una gran ciudad, un jardín o incluso tu propia casa puede convertirse en el escenario perfecto para celebrar tu gran día. Dedicar más tiempo a los invitados, cuidar más los detalles, evitar compromisos, sobremesas que se alargan sin temor a incumplir los horarios previstos… momentos que se disfrutan aún más y que nada tienen que envidiar a una boda convencional.

Es el momento de dejarse llevar y disfrutar de todo el proceso que conlleva celebrar una boda. SI te casas este año, no desesperes, no todo es tan malo como parece y sin ninguna duda puedo decirte que tu boda será igual o mejor de lo que habías imaginado.